Bolivia se alista para el repechaje al Mundial 2026 con varias incertidumbres. El reciente fallo de la FIFA que le quitó tres puntos a Sudáfrica por la alineación indebida de Teboho Mokoena ha generado un verdadero terremoto en las Eliminatorias africanas. Lo que parecía un trámite favorable para los “Bafana Bafana” terminó en un retroceso inesperado: de líderes pasaron al segundo lugar, superados por Benín y por ello podrían caer en la repesca.
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Desde La Paz observan con recelo el nuevo panorama. El equipo dirigido por Óscar Villegas sabe que su bajo Ranking FIFA lo obliga a recorrer un camino más largo si quiere mantener vivo el sueño de llegar a la Copa del Mundo. Esto significa que, en caso de avanzar a la repesca intercontinental, no se medirán directamente en una “final” única, sino que deberán superar varias etapas previas. Y en ese trayecto aparece un fantasma: un posible cruce con los sudafricanos.
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La preocupación boliviana se justifica. Sudáfrica, aunque herida por la sanción, sigue siendo una de las selecciones más sólidas del continente negro. Su estilo físico, la velocidad de sus extremos y la experiencia internacional de varios de sus futbolistas lo convierten en un adversario de enorme dificultad. En caso de caer a la repesca, se transformaría en el rival menos deseado por cualquier nación sudamericana.
Bolivia no tiene margen de maniobra. Escalar en la clasificación mundial resulta casi imposible en tan corto tiempo y sin partidos oficiales, por lo que su posición lo condena a un sorteo desfavorable. “En este contexto, enfrentar a Sudáfrica en una definición intercontinental sería un golpe muy duro”, se comenta entre los analistas que siguen de cerca el proceso. La sensación general es que, de confirmarse este cruce, el reto sería mayúsculo para el elenco verde.
El formato de la repesca intercontinental añade más incertidumbre. Hasta diciembre no se conocerá la manera exacta en que se configurarán los emparejamientos, lo que mantiene en vilo a las federaciones implicadas. Entre las dudas más comentadas están el criterio del sorteo, la posible ventaja en el orden de los partidos puede ser clave. Cualquiera de estas variables puede marcar la diferencia entre acceder a un Mundial o quedarse nuevamente en la orilla.
Para Bolivia, acostumbrada a remar contra corriente en el escenario internacional, esta situación se percibe como un desafío adicional. No solo deben superar a rivales más pesados, sino también prepararse mentalmente para un eventual duelo contra un equipo que ya ha sido mundialista y que cuenta con mayor infraestructura futbolística.
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El castigo a Sudáfrica ha modificado por completo el tablero de la clasificación mundialista. Mientras los “Bafana Bafana” intentan recomponerse para asegurar su boleto directo, en suelo boliviano crece el temor de que la repesca los junte en un cruce de alto voltaje. Si el destino los enfrenta en ese camino, será una prueba de fuego para la verde.