Hansi Flick aprovechó la tradicional celebración del Oktoberfest en Barcelona para enviar un mensaje cargado de ilusión a los seguidores blaugranas. Entre brindis y sonrisas, el estratega alemán no se olvidó del principal reto de la temporada: “Prometo que lucharemos por la Champions”, una declaración que rápidamente se convirtió en titular y esperanza para los aficionados.
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El ambiente festivo no ocultó la tensión que dejó la derrota frente al Paris Saint-Germain en la fase de grupos. Ese tropiezo encendió las alarmas, pero el técnico fue claro en asumir la responsabilidad y reafirmar que el conjunto catalán no pierde si objetivo claro. Acompañado de su asistente Markus Sorg, Flick recordó que su labor va más allá del resultado inmediato: se trata de construir un capaz de pelear por todo.
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Recordando la campaña anterior, el entrenador mostró emoción y gratitud por lo vivido. “La temporada pasada fue la mejor de mi vida… cuando estábamos en el autobús por Barcelona fue asombroso”, señaló. Aquella racha, que incluyó Liga, Copa del Rey y Supercopa, marcó un antes y un después en la gestión del alemán, aunque él mismo reconoció que repetir semejante gesta no será sencillo. “No es fácil, honestamente”, admitió el alemán
El técnico se mostró seguro de su equipo. “Daremos lo mejor de nosotros, pero no es fácil. Si ocurre, seré muy feliz”, explicó. Con esta reflexión, el estratega deja claro que la clave está en la constancia y en la capacidad de crecer incluso después de un traspié.
La ambición europea es compartida por toda la institución. “En Barcelona todos quieren la Champions y lucharemos para que eso pase”, dijo el entrenador, confirmando que la máxima competición europea es una obsesión tanto para los hinchas como para los futbolistas. El mensaje no se queda en lo emocional: detrás de cada partido hay una preparación detallada que comienza horas antes del pitazo inicial.
Flick describió con precisión su rutina previa a los compromisos internacionales: “La primera reunión con jugadas a balón parado, y luego almuerzo. Después los jugadores se van a dormir, al igual que los entrenadores. Y antes de salir del hotel, revisamos el plan del partido y nos vamos”. Esta metodología muestra la importancia que concede a la organización táctica, entendida como una herramienta vital para competir al máximo nivel.
Pese al esfuerzo, el estratega reconoció que no siempre se alcanza la meta. “Normalmente, nos gusta ganar, pero ante el PSG no fue posible”, confesó. Con esa sinceridad, asumió la derrota sin excusas y lo transformó en un estímulo para seguir mejorando. La mentalidad que intenta imprimir a sus jugadores es clara: no rendirse y mantener la ambición intacta.
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De cara a los próximos desafíos, la promesa de Flick funciona como un faro que guía al vestuario y a la hinchada. La Champions League es el gran sueño pendiente de la era moderna del club, y cada palabra del técnico refuerza la idea de que el camino, aunque complejo, debe recorrerse con determinación.