Anfield vivió una de sus noches más oscuras en los últimos años. El Liverpool cayó 0–3 ante el Nottingham Forest en un partido que desnudó todas las carencias del equipo de Arne Slo, previsibilidad, desconexión ofensiva, fragilidad defensiva y ausencia de liderazgo. Y mientras los ‘Reds’ se hundían en casa sin respuestas, al mismo tiempo Luis Díaz brillaba en Alemania, participando activamente en la goleada 6–2 del Bayern Múnich contra Friburgo. El contraste fue tan brutal como inevitable.
En Liverpool ya no es un secreto, este equipo extraña a Luis Díaz más de lo que quiere admitir.
Un Liverpool plano, lento y sin chispa
El libreto del primer tiempo fue una repetición dolorosa, dominio absoluto de posesión, ataques por fuera sin profundidad, centros que nadie conectaba y un Salah aislado intentando resolver todo en solitario. Nottingham Forest, con muy poco, expuso cada inseguridad ‘Red’.
El golpe inicial llegó al 31’, cuando Murillo remató completamente solo un tiro de esquina. Fue la única llegada clara del Forest en media hora, pero en Anfield hoy basta con eso. El Liverpool reaccionó con desorden, Gakpo insistió sin éxito, Mac Allister chocó con Sels en un mano a mano y Salah buscó soluciones individuales. Nada funcionó.
La ausencia de un extremo desequilibrante que rompa defensas, que encare, que genere temor, el tipo de aporte que Luis Díaz daba semana tras semana, fue evidente desde el primer minuto. El equipo juega a un ritmo predecible, repetitivo, fácil de defender. Lo que antes producía vértigo, ahora produce bostezos.
La debacle se completó y el contraste con el Bayern fue inevitable
La segunda parte arrancó con un mazazo a los 46 segundos, Neeko Williams marcó el 0–2 en una transición que encontró a un Liverpool dormido, desordenado y expuesto. Lo demás fue un desfile de frustración local, Chiesa fallando, Isak desaparecido, Szoboszlai sufriendo como lateral improvisado, Van Dijk perdiendo la paciencia con gritos al vacío.
El 0–3 definitivo llegó al 78’, con Gibbs-White empujando un rebote ante una defensa rota. Anfield quedó en silencio, muchos aficionados se marcharon antes del pitazo final. El equipo lo intentó, sí, pero sin claridad, sin cambio de ritmo, sin ese jugador que quiebra partidos cuando el plan se estanca. Exactamente lo que Luis Díaz hacía, exactamente lo que hoy Liverpool no tiene.
Y mientras en Inglaterra todo era frustración, en Alemania pasaba lo contrario, el Bayern ganaba 6–2 y Luis Díaz era pieza clave en cada oleada ofensiva, generando peligro, desequilibrando por la izquierda y participando en las jugadas que abrieron espacios para la paliza final. El colombiano vive su mejor versión... pero no en Anfield.
El contraste fue inevitable: en Múnich celebran su impacto, en Liverpool lo lloran.
Liverpool se queda sin respuestas y con una certeza incómoda
Slot pidió paciencia, el equipo necesita tiempo. Pero este 0–3 ante el Forest, en Anfield, revela algo más grave, Liverpool perdió a su jugador más imprevisible, más incisivo y más determinante en espacios reducidos. Sin Díaz, el ataque se volvió plano sin su energía, el ritmo cayó y el equipo ya no intimida.
Mientras el Bayern se da el lujo de golear con él como protagonista, Liverpool se hunde sin un futbolista capaz de romper esquemas.
La Premier es implacable para el que se queda atrás. Y hoy, más que nunca, el Liverpool parece un equipo que dejó ir a su mejor desahogo ofensivo.