El Mundial Sub-20 dejó para Colombia una de las historias más inspiradoras del torneo: la reivindicación de Néiser Villarreal, un delantero que transformó su oportunidad en una nueva esperanza, opara su carrera luego de las polémicas por algunos errores fuera de la cancha.
Su potencia, velocidad y frialdad frente al arco rival lo convirtieron en la gran figura del equipo dirigido por César Torres, que se quedó con el tercer lugar tras vencer 1-0 a Francia gracias a un tanto de Óscar Perea. Con cinco goles en el campeonato, dos frente a Sudáfrica y tres ante España, el atacante cafetero firmó una actuación memorable que lo ubicó entre los máximos anotadores del certamen.
Villarreal demostró que estaba listo para los grandes escenarios en las fases eliminatorias. En el duelo frente a Sudáfrica, el artillero abrió su cuenta goleadora con una definición magistral que revivió la ilusión del combinado nacional. A los 63 minutos, aprovechó un pase filtrado y definió con precisión para devolverle la ventaja al conjunto tricolor. Más tarde, en el tiempo añadido, selló la victoria con un nuevo tanto que confirmó el poder ofensivo de un jugador que parecía imparable.
Su verdadero despegue llegó en el choque ante España, donde escribió una de las páginas más emocionantes del campeonato. Con tres goles espectaculares, el atacante firmó un hat-trick histórico, siendo el primer colombiano en lograr esa hazaña en un Mundial Sub-20 desde Juan Camilo Hernández en 2019.
Villarreal se vistió de héroe y de récord, impactando con una marca que quedará grabada en la memoria del fútbol juvenil. Además, cortó una sequía de 14 años sin que un futbolista consiguiera un triplete en la fase final de este torneo. Su actuación fue tan contundente que llevó a Colombia a las semifinales con una exhibición que desató la admiración de la prensa internacional.
Más allá de las estadísticas, la verdadera esencia de Néiser se reflejó en su actitud dentro del campo. Su instinto goleador, su capacidad para crear espacios y su inteligencia táctica lo convirtieron en el centro del esquema ofensivo de Torres. “Es un delantero con hambre, que nunca da una pelota por perdida”, aseguraron desde el entorno del equipo juvenil.
El cierre del torneo fue el reflejo de esa determinación. En el partido por el tercer puesto, la selección nacional enfrentó a Francia en un duelo cargado de nervios y exigencia. Apenas al minuto dos, Óscar Perea marcó el único gol del compromiso, y desde ese instante el grupo se dedicó a sostener el resultado con orden y sacrificio. Aunque Villarreal no logró anotar en el partido, su presencia constante en el área rival generó preocupación en la defensa gala y abrió espacios que resultaron decisivos para asegurar el podio.
La gesta de este joven atacante no solo significó el retorno de Colombia al podio mundialista, sino también la aparición de un nuevo talento con proyección internacional. Villarreal terminó con cinco conquistas, posicionándose entre los máximos goleadores del certamen y dejando en claro que su rendimiento no fue casualidad..
Villarreal no solo fue el goleador del torneo, sino también el símbolo de un equipo que jugó con corazón y orgullo. Su nombre quedó grabado en la historia de la selección juvenil, y su historia apenas comienza. Con cinco goles, récords personales y una medalla de bronce, el joven atacante se ganó el cariño de la afición y dejó la sensación de que el futuro del gol colombiano ya tiene dueño.