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Fútbol Internacional

La verdadera debilidad de los hombres... el fútbol

Un estudio reciente reveló importante información que confirmó al deporte como la verdadera causa de sufrimiento en hombres.
Hincha de Tigres en el partido frente a Toluca
Hincha de Tigres en el partido frente a Toluca // AFP

Una derrota en el minuto 90, un ascenso histórico o un título esperado durante décadas… Para muchos hombres, estas situaciones desencadenan emociones que pocas veces muestran en otros aspectos de su vida. Y ahora la ciencia lo confirma: los hombres lloran mucho más por el fútbol que por una ruptura amorosa o incluso por momentos familiares importantes. Así lo demuestra un estudio publicado en Frontiers in Psychology, que analizó cómo influyen las normas de género en la expresión emocional masculina.


El fútbol, el refugio emocional donde los hombres sí pueden llorar

La investigación dirigida por Heather J. MacArthur, titulada “Las creencias sobre las emociones están vinculadas a las creencias sobre el género: el caso del llanto de los hombres en los deportes competitivos”, plantea un hallazgo contundente, los hombres sienten que llorar es “aceptable” únicamente en contextos considerados masculinos, como los deportes competitivos.

Mientras que en la vida cotidiana muchos reprimen sus lágrimas por miedo al juicio social, el fútbol les ofrece una vía legítima para expresar emociones intensas. MacArthur explica que los estereotipos han construido una cultura en la que llorar por amor o por dolor personal puede interpretarse como debilidad, pero hacerlo por un equipo es visto como pasión, compromiso o incluso orgullo.

“El llanto masculino parece ser particularmente prominente en contextos como los deportes de competición”, señala la investigadora.

La explicación cultural es tan fuerte que, según los datos recopilados, los hombres lloran hasta cuatro veces más por el fútbol que por una ruptura amorosa. Y lo hacen sin esconderse.


Triunfos, derrotas y una intensidad que supera momentos personales

El estudio reveló un dato aún más sorprendente: muchos aficionados viven con mayor intensidad un resultado deportivo que acontecimientos vitales como el fin de una relación o el nacimiento de un hijo. El fútbol no solo despierta emociones, sino que se ha convertido en un símbolo de identidad colectiva, un espacio donde se permite liberar frustración, miedo, alegría o nostalgia sin sentir vergüenza.

La ciencia también señala que, en promedio, las mujeres lloran entre 30 y 67 veces al año, mientras que los hombres lo hacen entre 6 y 17 veces. Sin embargo, dentro de ese reducido número, los episodios vinculados al deporte, especialmente al fútbol, representan una proporción sorprendentemente alta.

MacArthur atribuye este fenómeno a las expectativas culturales de masculinidad:

“Las expectativas de masculinidad requieren que los hombres expresen sus emociones de formas que se distancien claramente de lo femenino”.

El fútbol encaja perfectamente en ese marco: es competitivo, tribal, simbólico y colectivo. La cancha funciona como un espejo donde los aficionados proyectan sueños, lealtades y hasta frustraciones personales.


El fútbol, el territorio emocional donde los hombres encuentran permiso para sentir

Lo que este estudio revela no es simplemente que los hombres lloran por fútbol, sino que necesitan espacios seguros para expresar emociones profundas, y el deporte ha asumido ese rol. En un contexto donde mostrar vulnerabilidad sigue siendo castigado, el balompié se ha convertido en un escape emocional legítimo, una especie de refugio donde la pasión justifica las lágrimas.

Porque para millones de aficionados, un equipo no es solo un conjunto de jugadores:

es familia, identidad, memoria y, sobre todo, un lugar donde llorar está permitido.


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