El mundo del tenis exige un cuerpo fuerte. Pero también exige volver, aunque cueste, cuando el dolor persiste. Que jugadores de élite vuelvan tras torceduras, calambres o fatiga no es casualidad, es parte del rigor, del sacrificio, del compromiso.
Las lesiones y los contratiempos físicos forman parte del día a día del circuito profesional de tenis. Esta semana vimos cómo figuras como Carlos Alcaraz, Novak Djokovic y Jannik Sinner regresan a competir tras recuperarse de dolencias que los habían afectado recientemente.
La recuperación como parte del partido
Alcaraz reaparece tras una torcedura de tobillo que lo dejó fuera de acción y lo obligó a abandonar varios compromisos, incluido el Masters 1000 de Shangai. Por su parte, Djokovic tuvo que recuperarse de un episodio físico complicado vivido en Shanghái, donde sufrió vómitos y el impacto del calor, que lo debilitó notablemente. Sinner, por su parte, llegó a retirarse del torneo por calambres intensos, una señal de los límites que los músculos pueden imponer en medio del calendario saturado.
Estos regresos subrayan un tema, la recuperación ya no es solo fisioterapia o descanso, sino una estrategia integral que involucra manejo de cargas, cuidado mental, nutrición, y adaptaciones tácticas. Los jugadores saben que saltar al campo antes de tiempo puede significar recaídas, y esto obliga a planes medidos que equilibren la urgencia de competir con la necesidad de sanar.
Vuelven para el Six Kings
El regreso de Alcaraz, Djokovic y Sinner no solo marca su recuperación física, sino también su preparación para volver a competir en alto nivel. Todos ellos estarán presentes en el Six Kings Slam, el torneo de exhibición que reunirá a las grandes figuras del circuito y que servirá como termómetro para medir su estado antes del cierre de la temporada. Más allá del carácter amistoso del evento, será una oportunidad para ver cómo responden tras sus lesiones y si realmente han dejado atrás los problemas físicos que los aquejaban. Los “reyes” del tenis están de vuelta, listos para reencontrarse con la raqueta, el público y, sobre todo, consigo mismos.