La crisis dirigencial del fútbol argentino volvió a encenderse con una fuerza inesperada luego de que un operativo judicial sacudiera por completo la estructura del balompié de ese país. En una jornada que rompió con cualquier rutina deportiva, la AFA y una amplia lista de instituciones profesionales quedaron bajo la lupa por un presunto esquema financiero que podría transformarse en uno de los escándalos más grandes de los últimos años.
Desde muy temprano, autoridades federales ejecutaron allanamientos simultáneos en la sede principal de la Asociación del Fútbol Argentino, en el predio de entrenamiento de Ezeiza y en instalaciones administrativas de al menos dieciocho equipos. Según los reportes iniciales, el juez federal Luis Armella autorizó entre 25 y 35 procedimientos, además del levantamiento del secreto bancario para 17 instituciones, una muestra de la magnitud de la causa.
Mientras avanzaban las requisas, el foco de la investigación se centró en la financiera Sur Finanzas, compañía señalada por su estrecha relación con la dirigencia del balompié nacional. Esta entidad ha sido patrocinadora tanto de la Liga Profesional como del seleccionado argentino, lo que ha despertado dudas sobre si algunos de esos contratos encubrían movimientos irregulares, posibles maniobras de lavado o incluso préstamos disfrazados. Las pesquisas hablan de un universo económico que rondaría los 800.000 millones de pesos, cifra que en dólares supera holgadamente los 500 millones.
En otro frente, clubes históricos también se vieron salpicados por la operación. Nombres como Racing, San Lorenzo, Independiente, Banfield y varias instituciones del ascenso recibieron la visita de agentes federales en busca de material contable, soportes electrónicos y registros de sus vínculos con la financiera investigada. El objetivo es descifrar si existieron testaferros o contratos simulados que permitieran movimientos ilícitos dentro del sistema futbolístico.
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A pesar de la tensión del momento, algunas entidades decidieron reaccionar de manera inmediata. Racing Club emitió un comunicado oficial en el que aclaró que su relación con Sur Finanzas se limitó al “contrato de publicidad y sponsoreo vigente”, subrayando además que dicho acuerdo finaliza el 31 de diciembre de 2025. En una línea similar, Excursionistas aseguró que no mantiene “ninguna relación societaria, financiera o administrativa con la firma”, intentando despegarse de manera categórica del escándalo.
En paralelo a la tormenta judicial, la coyuntura deportiva y política del país agrega un condimento adicional. La dirigencia de la AFA ya venía enfrentando un duro pulso institucional por la propuesta del presidente argentino Javier Milei, quien ha impulsado el debate sobre convertir los clubes en sociedades anónimas deportivas. La resistencia del actual comité ejecutivo ha sido frontal, y este nuevo capítulo de crisis no hace más que profundizar el clima de tensión.
Al mismo tiempo, la selección campeona del mundo se prepara para un nuevo ciclo competitivo, y la aparición de este terremoto legal no solo afecta la imagen pública de la AFA, sino que amenaza con alterar la estabilidad interna en vísperas de compromisos internacionales de alto nivel. Para muchos analistas, el conflicto no solo es económico, sino moral: pone en entredicho la credibilidad de quienes manejan el deporte más apasionante del país.
De cara a lo que se viene, el panorama está lejos de aclararse. Las instituciones deberán justificar cada movimiento financiero, la federación deberá responder ante la justicia, y la opinión pública seguirá expectante. Con un expediente que apenas comienza a abrirse, lo único seguro es que el fútbol argentino enfrenta uno de los desafíos más duros de su historia reciente, donde la pelota, por primera vez en mucho tiempo, no es la protagonista.

