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Deportes Tolima

Lucas González no dio crédtido a la derrota de Tolima contra Junior: "Fue una pesadilla"

El elenco pijao vio como se le escapó el partido de las manos en un primer tiempo bastante complicado.
Lucas González, entrenador colombiano
Lucas González en rueda de prensa como técnico del Tolima // X: @cdtolima

La noche de Barranquilla dejó una huella profunda en la final del fútbol colombiano, pero no logró apagar la convicción que todavía sostiene al Deportes Tolima. Tras el duro revés sufrido en el estadio Metropolitano, el equipo dirigido por Lucas González quedó contra las cuerdas ante un Junior arrollador, aunque el discurso posterior del técnico abrió una puerta a la esperanza y al desafío competitivo que aún resta por disputar.

El compromiso de ida por el título de la Liga BetPlay II-2025 mostró dos caras opuestas. Mientras el conjunto barranquillero impuso intensidad, precisión y contundencia, el elenco tolimense se vio superado desde los primeros minutos. La presión alta, la velocidad por las bandas y la efectividad frente al arco marcaron la diferencia en una primera mitad que González no dudó en calificar como “una pesadilla”, una frase que reflejó el desconcierto vivido por sus dirigidos durante esos 45 minutos iniciales.

La figura que encendió la final fue José Enamorado, autor de un doblete que desarmó cualquier intento de reacción visitante. Su desequilibrio constante, sumado al orden táctico del cuadro rojiblanco, permitió que Junior ampliara la ventaja y dejara la serie ampliamente inclinada a su favor. Sin embargo, más allá del marcador, el entrenador del Tolima prefirió enfocar su análisis en lo emocional y colectivo antes que en la resignación.

Lejos de aceptar la derrota como sentencia definitiva, González fue claro al asegurar que “a estos jugadores no los define un mal primer tiempo”. En su lectura, el equipo no fue fiel a la identidad que lo llevó a la final, pero eso no borra el camino recorrido ni la capacidad de respuesta que, según él, aún puede aparecer en la vuelta. El estratega insistió en que la serie sigue abierta desde lo anímico, y que el fútbol siempre deja espacio para las gestas inesperadas.

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El contexto tampoco pasó desapercibido en su análisis. El ambiente del Metropolitano, colmado y vibrante, influyó en el desarrollo del juego y potenció el rendimiento del local. Para el cuerpo técnico pijao, la revancha en Ibagué será un escenario distinto, con el respaldo de su gente y una presión emocional que ahora recaerá del otro lado. “Tenemos 90 minutos para volver a ser nosotros”, expresó González, apelando a la memoria competitiva de un grupo que ya ha sabido levantarse en momentos complejos.

Las críticas, como era de esperarse, no tardaron en aparecer. Algunos sectores de la prensa y del análisis televisivo apuntaron a la inexperiencia del entrenador en este tipo de instancias decisivas. Sin embargo, el propio González asumió su parte de responsabilidad, reconociendo errores en el planteamiento inicial, aunque defendió la valentía de su idea futbolística. Para él, el aprendizaje también forma parte del proceso, incluso en una final.

Más allá del resultado adverso, el mensaje hacia la hinchada fue directo y emotivo. El técnico pidió confianza y acompañamiento para el duelo definitivo, convencido de que el orgullo deportivo será el principal motor para intentar una remontada que hoy parece lejana, pero no imposible. En su discurso se percibió una mezcla de realismo y fe, un equilibrio que busca sostener la motivación del vestuario.

La final aún no ha escrito su último capítulo. El Deportes Tolima regresará a casa con la obligación de arriesgar, atacar y creer, mientras Junior defenderá una ventaja que lo acerca al título. En medio de esa tensión, la voz de Lucas González se mantiene firme, recordando que el fútbol no solo se juega con táctica y talento, sino también con carácter. Y en ese terreno, la batalla todavía está en marcha.