La conformación de los bombos para el Mundial de 2026 abrió un abanico de posibilidades sobre el camino que podría afrontar la Selección Colombia en la primera ronda. Los conjuntos que no se cruzarían con la tricolor son varios.
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Al quedar ubicada en el bombo 2, la escuadra nacional tiene la certeza de que existen catorce combinados que no serán parte de su grupo, un detalle que modifica la expectativa de cara al sorteo y que ofrece un punto de partida para analizar los escenarios que se aproximan en la gran cita orbital.
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Cabe recordar que la FIFA estructuró los bombos en función del ranking internacional, lo que otorgó a la tricolor un lugar privilegiado al evitar a rivales de buen presente competitivo. Entre los equipos que no enfrentarán los cafeteros se encuentran Croacia, Marruecos, Japón, Suiza, Senegal, Irán, Corea del Sur, Austria, Australia, Uruguay y Ecuador. Este grupo reúne estilos muy distintos y selecciones con peso histórico, lo que convierte su ausencia en un factor estratégico para los dirigidos por Néstor Lorenzo.
Al revisar en detalle las selecciones que quedan fuera del camino inmediato, se observa que hay combinados con amplia experiencia en fases decisivas. Por ejemplo, Croacia, dos veces semifinalista mundialista en la década reciente, representa un rival siempre incómodo por su capacidad para gestionar partidos cerrados. Su ausencia en la fase inicial evita un choque de alto desgaste. Lo mismo ocurre con Marruecos, sensación del último campeonato y reconocido por su orden defensivo y velocidad en transiciones.
Otro aspecto relevante es la ausencia de potencias asiáticas como Japón y Corea del Sur, el primero caracterizado por su disciplina táctica y el segundo por la intensidad que imprime en cada compromiso. Para Colombia, evitar estas dos selecciones implica esquivar estilos que históricamente incomodan por su movilidad y ritmo constante. De igual manera, no cruzarse con Irán reduce la posibilidad de enfrentar un enfoque ultra defensivo, siempre complejo en torneos cortos.
Si se mira hacia Europa, la ausencia de Suiza y Austria también beneficia el panorama. Los helvéticos suelen destacarse por su regularidad, al punto de ser considerados una selección “enredadora”: nunca regalan nada y castigan cualquier error. Los austríacos, por su parte, vienen consolidando una generación que combina potencia física y pressing agresivo. Evitarlos desde el arranque disminuye la exigencia táctica en la etapa inicial del campeonato.
Desde otra confederación, Australia representa un rival de despliegue físico y estilo directo, mientras Senegal, campeón africano, aporta fortaleza individual y contundencia ofensiva. En Sudamérica, el hecho de no cruzarse con Uruguay y Ecuador evita duelos de gran tensión emocional y conocimiento mutuo, dos ingredientes que suelen equilibrar fuerzas sin importar el momento deportivo. Además de los equipos de su bombo, tampoco sería rival de Brasil, Argentina y Paraguay, equipos de su misma confederación.
Más allá de estos nombres, la ubicación colombiana tiene un valor adicional: le permite enfocarse en construir un grupo manejable, combinando un peso pesado del bombo 1 con adversarios potencialmente menos exigentes en las urnas restantes. Según análisis publicados por medios especializados, esta posición aumenta la posibilidad de que el conjunto nacional configure un cuadrangular favorable, siempre condicionado, claro está, por el nivel que exhiba en la competencia.
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Así, la tricolor afronta el sorteo con una mezcla de ilusión y prudencia. Estar en el bombo 2 no garantiza un camino sencillo, pero sí reduce riesgos innecesarios y abre la puerta a un debut mundialista más equilibrado y una buena posición previa al sorteo del Mundial 2026.