América de Cali, un anuncio que tomó fuerza tras hacerse oficial la rescisión de su vínculo contractual. El atacante peruano Luis Ramos, quien llegó como una apuesta ofensiva para potenciar el frente de ataque, cerró su ciclo con una mezcla de agradecimiento y nostalgia.
Así lo expresó en un mensaje que resonó entre los aficionados: “Ser del Rojo fue un honor y siempre estaré agradecido por el cariño y calor de la gente de Cali”. Sus palabras dejaron claro que su paso por el club vallecaucano marcó una etapa significativa en su carrera.
Desde el inicio de su aventura en Colombia, Ramos se integró a un proyecto deportivo que buscaba refrescar la nómina y fortalecer la zona ofensiva. Aunque su rendimiento tuvo altibajos, el delantero consiguió hacer valer su esfuerzo con 13 anotaciones y tres asistencias en 50 compromisos, números que, si bien no lo posicionaron como figura estelar, sí lo consolidaron como un futbolista útil dentro del esquema. Su constancia, entrega y movilidad terminaron por ganarse un espacio en el reconocimiento del hincha escarlata.
A medida que avanzó la temporada, el atacante mostró momentos de inspiración, especialmente en duelos clave, donde su capacidad para atacar los espacios se convirtió en un recurso valioso.
América, inmerso en competencias locales e internacionales, encontró en el peruano un socio táctico para complementar a referentes como Adrián Ramos o el joven Yohan Garcés, dos piezas fundamentales en el frente de ataque. No obstante, la irregularidad colectiva del equipo terminó limitando el impacto de sus actuaciones individuales.
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Cuando la campaña llegó a su final, la institución tomó la determinación de no ejecutar la opción de compra sobre el futbolista. De esta manera, Ramos pasó automáticamente a condición de agente libre tras la rescisión de su acuerdo, una decisión que abrió un abanico de posibilidades para su futuro. Equipos de su país natal, entre ellos Alianza Lima, aparecen como alternativas reales, además de la posibilidad de emigrar a una liga emergente como la MLS, donde varios jugadores sudamericanos han encontrado continuidad y estabilidad.
Con el anuncio de su salida, el delantero no dudó en reconocer lo que significó vestir la camiseta escarlata: “Hoy me toca despedirme de una institución que me abrió sus puertas y me hizo sentir parte de su gran historia”. Este mensaje ratificó su conexión emocional con la afición y su gratitud por haber tenido la posibilidad de competir en una de las plazas más exigentes del país. América, por su parte, agradeció su profesionalismo y le deseó éxito en los nuevos retos que decida asumir.
Mientras el peruano define su destino, América enfrenta ahora el desafío de rearmar su ataque para la próxima temporada. El equipo necesita un nuevo referente que pueda acompañar a sus delanteros y aportar en momentos determinantes, especialmente después de quedar por fuera de la lucha por el título. La directiva tiene claro que deberá moverse con inteligencia en el mercado para no perder poder ofensivo y sostener su competitividad en la Liga.

