José Enamorado, uno de los jugadores más determinantes de Junior, cuyo rendimiento reciente no solo fue clave para la obtención del título, sino que además despertó el interés firme de Gremio de Porto Alegre, histórico club del fútbol brasileño. Sin embargo, la respuesta del conjunto rojiblanco dejó claro que no será una negociación sencilla.
Desde el entorno del equipo colombiano se filtró que la primera aproximación del elenco gaúcho no cumplió con las expectativas económicas. Junior considera al atacante como un activo estratégico dentro de su proyecto deportivo y financiero, razón por la cual estableció una exigencia millonaria que supera los tres millones de dólares. Esa cifra, según se conoció, se convirtió en el primer gran obstáculo para que la operación avance.
El extremo, de 26 años, ha sido uno de los futbolistas más desequilibrantes del campeonato. Su velocidad, capacidad de desborde y aporte ofensivo lo transformaron en una pieza indispensable en el esquema técnico. No es casualidad que clubes del exterior sigan de cerca su evolución, especialmente desde Brasil, donde el perfil de Enamorado encaja en un torneo intenso y de alto ritmo competitivo.
La postura del club barranquillero fue clara desde el inicio. La dirigencia entiende que una posible salida debe representar un beneficio acorde al nivel mostrado por el jugador. Además, Junior posee solo una parte de los derechos deportivos, lo que obliga a una negociación aún más precisa para que todas las partes queden conformes. En ese contexto, la propuesta inicial de Gremio fue considerada insuficiente y rápidamente descartada.
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Más allá de los números, en el seno del equipo costeño existe una convicción deportiva: mantener a Enamorado fortalece la aspiración de seguir siendo protagonista tanto a nivel local como internacional. Junior tiene en el horizonte retos exigentes, entre ellos la participación en torneos continentales, donde la experiencia y el talento individual suelen marcar diferencias. Por eso, desprenderse de uno de sus hombres más influyentes sin una oferta convincente no parece una opción viable.
Sobre este tema, una voz autorizada dentro del club fue contundente al señalar que “no ha llegado ninguna propuesta formal que cumpla con las condiciones que Junior considera justas”. Esa declaración reforzó la idea de que, por ahora, no hay prisa por cerrar el negocio. El mensaje es directo: quien quiera llevarse al jugador deberá acercarse a las cifras planteadas.
Mientras tanto, en Brasil el interés se mantiene. Grêmio busca reforzar su frente ofensivo y ve en el colombiano un perfil atractivo por edad y proyección. No obstante, el club tricolor también analiza otras alternativas en el mercado, consciente de que una negociación prolongada podría elevar los costos o incluso frustrarse. La pelota, en este momento, parece estar en el campo del equipo brasileño.
Para el futbolista, la situación genera expectativa. Un salto al fútbol internacional representaría un paso importante en su carrera, pero también existe la comodidad de ser protagonista en un club donde ya es figura y referente. Enamorado ha manejado el tema con discreción, concentrado en lo deportivo y dejando las decisiones contractuales en manos de sus representantes.
Este pulso entre Junior y Grêmio refleja una realidad cada vez más común en el fútbol colombiano: los clubes empiezan a defender con mayor firmeza el valor de sus talentos, evitando ventas apresuradas que no compensen el impacto deportivo. En ese sentido, la postura rojiblanca envía un mensaje al mercado regional sobre la valorización de sus jugadores.
Por ahora, el futuro de José Enamorado sigue abierto. La negociación apenas vive su primer capítulo y no se descarta que en los próximos días aparezcan nuevas ofertas o ajustes en las cifras. Lo cierto es que Junior ya marcó la cancha y dejó claro que su figura no saldrá fácilmente. Entre el interés internacional y la ambición deportiva local, se construye una historia que promete seguir dando de qué hablar en este período de transferencias.

