A medida que se acerca el sorteo del Mundial 2026, la conversación en torno a la Selección Colombia gira inevitablemente hacia las expectativas que genera el proceso liderado por Néstor Lorenzo. Desde Washington, ciudad donde se llevará a cabo la ceremonia, el técnico argentino reiteró su confianza en un grupo que ha crecido con firmeza y que, según él, está preparado para competir contra cualquiera. Su visión se basa menos en la suerte de los bombos y más en el nivel que el conjunto nacional sea capaz de mostrar llegado junio.
En un escenario de análisis previo, Lorenzo dejó claro que no está interesado en especular. Su postura fue directa: no pretende “pintar grupos” ni elegir rivales ideales. Para él, lo decisivo es cómo arribe Colombia a la cita mundialista en materia física, emocional y táctica. El entrenador expresó que la verdadera clave es contar con sus futbolistas en el mejor estado posible, cohesionados y enfocados en competir al más alto nivel, sin distracciones externas ni cálculos anticipados.
https://www.canalrcn.com/co/player/67bd9751e81fc64038adf341
En una de sus afirmaciones más llamativas, Lorenzo recalcó el objetivo principal para esta nueva aventura mundialista. “Queremos llegar hasta el último día”, manifestó, una frase que ha resonado con fuerza entre aficionados y analistas. Sin embargo, el entrenador fue cuidadoso en aclarar que esta meta no se alcanza de un salto, sino mediante una secuencia de pasos bien ejecutados. Subrayó la importancia de asumir cada compromiso “partido a partido”, comenzando por una primera fase que exigirá máxima concentración y profesionalismo.
Para contextualizar estas palabras, es fundamental entender que el optimismo del entrenador no surge de la nada. Lorenzo ha construido un proceso sólido desde que asumió el mando, logrando una clasificación convincente en las Eliminatorias Sudamericanas, donde la escuadra cafetera mostró equilibrio, carácter y un estilo definido. Este rendimiento se complementó con la renovación automática de su contrato hasta julio de 2026, una señal de plena confianza por parte de la federación en su método y en la continuidad del proyecto.
Desde otra perspectiva, la prudencia en su discurso también sirve como factor de equilibrio. Lorenzo ha evitado caer en triunfalismos o apostar por escenarios irreales, recordando que ninguna nación llega a una Copa del Mundo sin ambiciones. Más allá del ranking o del prestigio de los contrincantes, el estratega considera que lo verdaderamente determinante será la capacidad del equipo para adaptarse, mantener su identidad y responder a las exigencias del calendario.
La frase “no me animo a elegir un grupo” resume su filosofía. No es falta de ambición, sino aceptación de que un torneo de esta magnitud siempre tendrá retos complejos. El enfoque del entrenador apunta a la preparación integral: sesiones de entrenamiento de calidad, análisis minucioso de cada oponente y fortalecimiento del ambiente interno. Elementos que, según él, representan la base para competir sin miedo y con aspiraciones reales.
En cuanto al significado de “llegar al último día”, múltiples interpretaciones orbitan alrededor de la expresión. Para algunos representa la ilusión de disputar instancias definitivas; para otros, simboliza una presencia prolongada y decorosa en el campeonato. Sin importar la lectura, la frase se ha transformado en un mensaje de unidad que conecta al plantel con los simpatizantes. El sueño no se resume en un marcador final: encarna una actitud, una convicción y una mentalidad ganadora.
Con todo este panorama, Colombia se aproxima a un sorteo que definirá el camino inicial pero no el destino final. La ilusión ya está en marcha, el proceso respira solidez y el liderazgo de Néstor Lorenzo proyecta serenidad y ambición. Los rivales se conocerán pronto, pero la convicción del equipo parece tener un rumbo claro: competir con valentía y apuntar, como dijo el técnico, a “llegar al último día”.

