La Selección Colombia ya conoce a sus rivales del Mundial 2026, pero más allá del grupo, lo que encendió las alarmas fue el calendario, el debut será en el Estadio Azteca, a 2.250 metros sobre el nivel del mar. Néstor Lorenzo, satisfecho con el sorteo, mostró preocupación por la altura y advirtió que deberán planear cuidadosamente la logística para llegar en óptimas condiciones al primer partido.
Preocupación por debutar en Ciudad de México
Tras conocerse las sedes, Lorenzo fue claro: “La altura nos condiciona”. La Tricolor iniciará el Mundial en Ciudad de México, luego viajará a Guadalajara y cerrará fase de grupos en Miami.
El entrenador explicó que desde la próxima semana arrancará la planificación de adaptación física, pues el cambio de alturas obliga a elegir muy bien la sede base y los tiempos de aclimatación.
Aunque Colombia suele entrenar en Barranquilla antes de los grandes partidos, Lorenzo ha evitado Bogotá incluso para duelos en la montaña. Para jugar ante Ecuador en 2023, por ejemplo, prefirió preparar el equipo en Guarne, Antioquia, con altitud intermedia.
Historial reciente: una prueba dura con resultados mixtos
El ciclo de Lorenzo ha tenido dos partidos oficiales en altura:
•Quito 2023 – Empate 0-0 ante Ecuador, plan exitoso y punto valioso.
•El Alto 2024 – Derrota 1-0 ante Bolivia, partido extremo a 4.150 metros.
“Lo del Alto fue tremendo… con tubo de oxígeno al lado”, recordó el DT.
El registro de Colombia en la altura en eliminatorias también deja luces y sombras:
Ante Ecuador (Quito)
•2026: 0-0
•2022: 6-1
•2018: 0-2
•2014: 1-0
•2010: 0-0
2 empates, 1 victoria y 2 derrotas
Ante Bolivia (La Paz / El Alto)
•2010: 0-0
•2014: 1-2
•2018: 2-3
•2022: 1-1
•2026: 1-0
2 victorias, 2 empates, 1 derrota
El Azteca será el primer rival
Si Colombia quiere empezar el Mundial con el pie derecho, la logística será clave. La experiencia dice que la altura golpea, y Lorenzo lo tiene claro, antes de pensar en puntos, en clasificar o en pelear el título, el primer adversario será el aire de Ciudad de México.
Planear bien puede marcar la diferencia entre un debut sufrido o un arranque soñado.

