A medida que se acerca el sorteo del Mundial 2026 en Washington D. C., persiste una creciente inquietud por la posibilidad de que una selección anfitriona coincida con Colombia en la fase de grupos.
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Aunque el conjunto norteamericano será cabeza de serie por su condición de anfitrión y estará ubicado en el Bombo 1, la estructura del sorteo abre la puerta a escenarios de elevada exigencia, en especial si el conjunto cafetero aparece desde el Bombo 2 como uno de los rivales inmediatos.
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La creciente solidez del equipo colombiano en los últimos años ha generado especial cautela dentro del entorno futbolero de México. La prensa local ha insistido en que “Colombia es uno de esos adversarios que ningún selección cabeza de serie quiere ver temprano”, debido a su estilo dinámico, su orden táctico y una generación de futbolistas con gran presencia en ligas europeas. La posibilidad de enfrentarlos en la primera ronda es vista como un factor que podría condicionar seriamente el rendimiento del conjunto anfitrión.
Más allá de los nombres propios, lo que más preocupa al entorno tricolor es la capacidad del equipo colombiano para imponer un ritmo intenso desde los primeros minutos, algo que históricamente ha incomodado a México. Su estructura compacta, sumada a la fortaleza física y a un ataque vertical con futbolistas en excelente momento, convierte al cuadro cafetero en uno de los contrincantes más incómodos del sorteo. Especialmente cuando el último antecedente marca un 4-0 a favor de los sudamericanos.
El temor en suelo mexicano no se limita a Colombia. La presencia de selecciones de peso en los otros bombos podría transformar la fase de grupos en un desafío monumental. Desde el Bombo 3, un equipo como Noruega aparece como otro obstáculo serio por su estilo directo y la potencia de sus piezas ofensivas. En tanto, desde el Bombo 4, escuadras como Ghana o combinados europeos provenientes del repechaje podrían completar un sector particularmente espinoso. Pero es Colombia, por su madurez reciente y su crecimiento competitivo, el adversario que más inquieta en este momento.
La posibilidad de un grupo formado por México, Colombia, Noruega y Ghana genera miedo en suelo azteca. Dicha combinación ha sido descrita como una de las más complejas entre todas las opciones posibles, en la que la selección 'manita' tendría que alcanzar un rendimiento sobresaliente para asegurar la clasificación.
Más allá de los temores, tanto cuerpo técnico como jugadores saben que la responsabilidad de ser anfitriones implica afrontar cualquier rival con determinación. Aun así, la presencia del equipo de Néstor Lorenzo en el horizonte ha provocado un análisis profundo sobre los ajustes tácticos que México tendría que realizar para competir de igual a igual. La intensidad sudamericana, la presión alta y la contundencia ofensiva son aspectos que el conjunto de Javier Aguirre deberá estudiar minuciosamente si quiere minimizar riesgos.
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Con el reloj corriendo hacia la fecha clave, la discusión en México gira alrededor de una sola idea: evitar a Colombia en la fase inicial. Aunque el azar tendrá la última palabra, la sensación dominante es que el equipo cafetero sería, hoy por hoy, uno de los adversarios más complicados que podría cruzarse en el camino.