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Champions League

Un desdibujado Liverpool se llevó los tres puntos de Milán.

El equipo inglés no jugó su mejor partido y a punta de aguante logró conseguir los tres puntos con un penal tardío.
Szoboszlai en el penal que le daría el triunfo a su equipo
Szoboszlai en el penal que le daría el triunfo a su equipo // AFP

Resistiendo, sufriendo y golpeando cuando más dolía. Así fue como el Liverpool se llevó un triunfo de oro 0-1 en su visita alInter, en una noche donde la Champions League se decidió desde el VAR.

El Giuseppe Meazza ardió desde el arranque. El Inter apostó por la intensidad, presión alta, centros constantes y el liderazgo de Lautaro Martínez como faro ofensivo. Los italianos levantaron cinco córners en apenas 40 minutos, y en dos de ellos Alisson apareció como salvador, primero atropellado por Barella y luego volando para despejar un cabezazo venenoso del propio Lautaro.

Liverpool sufría atacando, pero encontraba oxígeno en las transiciones. Ekitiké, Jones y Gravenberch probaban desde lejos, aunque sin castigo para Yann Sommer. La mala noticia temprana para el Inter fue la lesión de Çalhanoglu a los 10 minutos, Zielinski debió entrar de urgencia y mover el libreto de Christian Chivu.

El primer golpe llegó pasado el primer cuarto de hora. Otra pelota quieta, otra vez Szoboszlai al centro, y otra vez un gigante de rojo imponiéndose, Ibrahima Konaté cabeceó a quemarropa para el 0-1, silenciando el estadio con un festejo casi incrédulo. El VAR revisó la jugada por un posible empujón de Van Dijk y terminó anulando el tanto.

El Inter respondió con rebeldía, empujado por Barella y Zielinski, quienes rozaron el empate con remates de media distancia. La primera mitad terminó con el equipo local volcado en campo rival pero sin premio.

En la segunda parte, el Inter buscó y buscó… pero falló

El libreto del complemento fue un monólogo nerazzurro. Thuram y Lautaro lo intentaron por todos los caminos, sin encontrar espacios ante una zaga inglesa firme y bien plantada. Liverpool, ya sin Isak y con Florian Wirtz ingresado, apostó al contragolpe.

Los cambios se multiplicaron, Slot movió el fondo con Conor Bradley, mientras el Inter modificó media defensa y parte de su ataque en busca de aire y piernas frescas. Igual, la falta de claridad se volvió la gran enemiga de los italianos.


El penalti del silencio

Cuando el reloj agonizaba, llegó la jugada que marcó el partido. Un balón dividido en el área terminó con Alessandro Bastoni golpeando a Wirtz, acción revisada por el VAR, y el árbitro señaló el penalti.

Minuto 86, responsabilidad máxima para Dominik Szoboszlai, con una serenidad admirable, cruzó el derechazo y venció a Sommer 0-1 en la noche, y un silencio pesado en el estadio italiano.

Bastoni, además, terminó amonestado, símbolo de la frustración local.

Liverpool se lleva un triunfo que vale mucho más que tres puntos, fortaleza emocional, jerarquía en Europa y la sensación de estar calmando las aguas ante unas semanas turbulentas internamente. El Inter, por su parte, necesitará algo más que empuje para seguir soñando en Champions.